jueves, 22 de octubre de 2015

EL PODER DE LOS MEDIOS



Cualquiera de nosotros conectados a Internet recibe en su correo, o en su móvil, información en forma de cadena que circula por la red. Asuntos tan dispares como rebuscados: frases para exaltar nuestro ánimo; la metedura de pata de cualquier personaje; la estrategia a seguir para ahorrar algo; o el apoyo a cuantas cusas perdidas o ignoradas ocurren por el mundo. Y ya que por este medio todos podemos convertirnos en emisores, la información que divulgamos puede no ser del todo veraz.

Viene esto a colación de un gráfico que hace tiempo habíamos visto por Internet sobre una representación de escritores andaluces ubicados por provincias. Lo consultamos por  curiosidad, comprobando que la provincia de Huelva nos pareció que estaba bien representada, pero luego, recorriendo otras provincias, notamos en falta escritores que en nuestra juventud no nos habían sido desconocidos. Por ejemplo, pudimos ver que en Sevilla no figuraba Manuel Machado, ni los hermanos Álvarez Quintero; o que en Cádiz no figuraba Muñoz Seca, autor teatral al que habíamos representado alguna obra de teatro de cuando el Club Juvenil.

Después, y con la posibilidad que te da Internet de investigar sobre otros escritores que no figuran en ese gráfico, llegamos a la conclusión que se ha podido confeccionar al libre albedrío del autor, sin todo el criterio literario o histórico necesario. Y eso es, cuando menos, poco serio,  pues al autor que difunde cualquier información le debería preocupar que puedan contradecirle.

Un estudioso de los medios, McLuhan, ya había definido la trascendencia que tienen estos en moldear la percepción y la opinión de los usuarios, afirmando que mucho más que el contenido, el “medio es el mensaje”.

Hoy día, cuando todos formamos parte de la “aldea global”, otro concepto usado por McLuhan, los medios tienden a conformar la opinión de la gente, y a nivel general solemos tomar posturas en muchas cuestiones, por el conocimiento que sobre ellas hemos recibido de los medios; pues como pregona el eslogan publicitario de una emisora de radio, “eres lo que escucha”,  no hace más que ratificar la influencia  para divulgar argumentos a radioyentes y teleespectadores.

Aunque nos llamara la atención el gráfico sobre los escritores andaluces, este poder de influencia se explota desde los medios hasta por los más ignorantes de la “aldea”, llegando incluso a considerarnos deficientes por las falacias que difunden.

Si la invención de la imprenta supuso en su día la más depurada  herramienta para divulgar opiniones y llegar a la mayoría de la población, los medios audiovisuales de hoy han aumentado exponencialmente esa capacidad de influir en todos nosotros.

Por cierto, en Huelva seguramente merecían destacarse otros autores quizás menos conocido por los difusores de escritores andaluces: como Rogelio Buendía, padre e hijo; el sevillano Rodrigo Caro, que tiene calle en Huelva; o el cronista Díaz Hierro.

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