jueves, 11 de diciembre de 2014

Feliz Navidad




Pues otro año más os deseamos por estas fechas salud y felicidad.  Que tengáis una feliz Navidad en compañía de vuestros seres queridos. Y en  el nuevo año, que todo lo que planeéis os sea propicio.

Con este árbol que hemos "instalado" en el Paseo nos despedimos hasta el próximo año, que regresemos por aquí.


Lo dicho, que seáis felices.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Santa Bárbara, 2014



Según el cronista oficial de Huelva, Díaz Hierro, la simpatía popular a Santa Bárbara es antiquísima, relacionada con las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, pero su devoción por los mineros fue muy posterior. Argumenta, que desde muy antiguo se invocaba a Santa Bárbara para protegerse del peligro de rayos, centellas, y terremotos; y que al ser reconocida como abogada de esos peligros naturales y más parecidos al que producen los cañonazos, o la explosión de los depósitos donde se almacena la pólvora, recurrieron a ella los militares del cuerpo de artillería. Explica igualmente, que por el uso de la pólvora que hacen los mineros, y el del riesgo que corren, fue aceptada por ellos como protectora.
 
Las primeras procesiones en Tharsis de la patrona de los mineros, tal como recuerdan nuestros mayores,  partía desde la ermita de Pueblo Nuevo, bajando la difícil pendiente, y después de pasear por el pueblo volvía de nuevo a la ermita. Pero esta primera iglesia católica de Tharsis, que asaltaron en la Guerra Civil y destrozaron todo lo que había, se quedó pequeña para acoger a los fieles que acudían a procesiones y actos religiosos, trasladándose a la Escuela Grande, a la clase de Doña Pepita.
En 1954 la Compañía se compromete a construir una nueva ermita, aunque primero lo hace en Corrales, inaugurándose en 1956. En Tharsis se coloca la 1ª piedra en 1958, con la visita del obispo Pedro Cantero y se proyecta con vivienda para el párroco y salón destinado a Cáritas. 
A esa nueva ubicación se acostumbró el pueblo, que desde entonces acompaña a la virgen cada 4 de Diciembre. Aunque otros pueblos del entorno: El Perrunal, Herrerías, La Zarza, Santa Bárbara; celebran la procesión el fin de semana para propiciar la participación.  Hasta que una segunda ermita fue construida en el Barrito y su celebración se duplicaba, pero acomodándola al calendario

Cándido Maestre escribía esto en el diario Odiel en 1958:

No hay un solo minero que en esta fecha deje de acompañar a la Patrona a la blanca ermita circundada de esbeltos e innumerables pinos que ofrecen excepcional perfume. Toda la población, sin excepción alguna se da cita en la hermosa colina para rendir pleitesía de amor y de fe a la virgen y mártir de Nicomedia. La empinada cuesta que conduce al monte se hace prácticamente soportable y es, sin duda, que la devoción y amor a la Santa allana las dificultades del terreno. Desde aquel recinto, ofrecedor de bellos paisajes compuesto por extensas llanuras y campos ubérrimos, y esencialmente cuajado de leyendas históricas…

Felicitamos a todos los que celebran esta festividad.
Os dejamos el primer vídeo que colgamos en YouTube, hace 4 años



jueves, 27 de noviembre de 2014

Tharsis. Minería y otras ocupaciones. Y 3ª Parte.

   
  

De todas las ocupaciones desarrolladas en los poblados mineros al margen de la minería, hay una que ha destacado sobre manera, las agrícolas.
Ese interés por la agricultura estaba relacionado con la tradición vivida en nuestra comarca, donde una gran mayoría de la mano de obra empleada eran trabajadores del campo; antes que  mineros, guardafrenos, o se dedicaran a poner traviesas para el tendido del ferrocarril.
Esta querencia por el campo ya lo detectaron las compañías, cuando algunos trabajadores pedían ausentarse en la época de la cosecha  para ayudar en la siega a familiares que seguían trabajando la tierra.
En un terreno pobre, y empobrecido  aun más por la actividad minera, pocas posibilidades había para, entre jornada y jornada, dedicarse a lo que muchos sabían hacer: sembrar y cultivar.

Hubieron de esperar años a que la tierra se recuperara de los humos sulfurosos que desprendían las teleras, y que desde 1853 eran la forma habitual de beneficiar las piritas de Tharsis y la Zarza.
Ya lo relata Checkland en su libro sobre la Compañía de Tharsis, que una de las aficiones de los mineros eran la caza y cultivar la tierra en un trozo de terreno, un huerto, que les había concedido la empresa.
La Compañía de Tharsis desarrolló últimamente actividad agropecuaria, aunque esto fue en la etapa de Frederic Velge, siendo Carlos Strauss el director. Esta actividad llevada a cabo en la finca de la Tiesa, estaba dedicada al engorde de ganado vacuno y a la cría de ganado lanar. Anteriormente la empresa también ocupó a los obreros en tareas de reforestación, en el cabezo Madroñal entre otros.

Pero cultivar la tierra en los alrededores de los poblados se hizo posible por una serie de acontecimientos que desembocaron en la promulgación de un Real Decreto de 29 de Febrero de 1888, por el que se fijaba un plazo de tres años para que las compañías mineras dejaran de calcinar al aire libre. Aunque para RioTinto este plazo se prolongó hasta 1907, la compañía de Tharsis se adaptó a él en menos tiempo.
Esta polémica para nada afectó al otro centro, Corrales, ya que su cometido era de almacén para suministrar la exportación.
Los prolegómenos que desembocaron en la prohibición de calcinar para que la tierra se recuperara  y nuestros antepasado pudieran dedicarse a cultivar, son bastante conocidos, y  provocaron el luctuoso suceso conocido por el "año de los tiros" en RioTinto, el 4 de Febrero de 1888; pero si nos acotamos a la Compañía de Tharsis, a la que después se van a dirigir los mineros en demanda de los huertos, dos acontecimientos de lo más importantes, desde nuestro punto de vista, se han de tener en cuenta: 1º, el acuerdo del ayuntamiento de Alosno pocos antes, prohibiendo las calcinaciones a las compañías instaladas en su término, lo que afectaban a la Tharsis Sulphur y a la Mina de cobre del Alosno, o mina del Lagunazo, de Ernesto Deligny. Acuerdo que fue revocado a los pocos días por el gobernador de la provincia. Y 2º, el Juicio Civil celebrado en Alosno en Septiembre de 1888  contra estas compañías, por la denuncia que presenta Pedro Marín Blanco.

El juicio lo preside Francisco Limón Rebollo, y la denuncia se fundamenta en los daños que los humos sulfurosos de las citadas compañías provocan en su huerta de Valdeoscuro y en la dehesa de las Silgadas. Se reclamaba una indemnización de 980 reales. Son citados los directores: Alejandro Allan por Tharsis, cuyo representante era el letrado José María Monsalves; y Ernesto Deligny por la mina del Lagunazo, y que representaba Eduardo Díaz Gómez. Comienza el Juicio sin la comparecencia del representante del Lagunazo, lo que interpretamos como el último revés que recibiera Deligny para que el Lagunazo pasara a la Tharsis Sulphur,  y la modélica planificación urbanística del Alosnito acabara en la ruina que ahora conocemos.  Otro revés sufrido por la mina de cobre del Alosno, fue que el deseado ramal ferroviario Beja-Paymogo-Tharsis fuera rechazado por el gobierno, lo que entraba en los cálculos del Lagunazo para abaratar el coste del transporte.
El juicio termina condenando a las dos empresas, lo que abre la puerta para que se les plantearan otras denuncias por idénticos daños. La Tharsis Sulphur se fue adaptando a la prohibición, y la tierra a verse libre de nubes sulfurosas que provocaban la lluvia acida. Con esta recuperación aumentó el deseo de cultivar un trozo de terreno.

No menos trascendente para acabar con las calcinaciones fue lo sucedido en RioTinto, con la descarga de fusilería del regimiento Pavía contra la población allí concentrada, donde murieron un número de personas nunca aclarado por la empresa ni por las autoridades.
Una vez que la  tierra  se vio libre de teleras comenzó a recuperarse, y los obreros a plantearse la necesidad de trabajarla ayudando así en sus economías.
Se cursaron demandas a la Dirección para trabajar un pequeño huerto en esa tierra  que se estaba recuperando.  Empezaba con esta decisión la proliferación de los huertos  que todos conocemos, delimitados por toscos paredones y toscos cuchitriles donde recoger algunos aperos. Huertos que servían igualmente donde criar gallinas o cerdos.

En su construcción se utilizó mucho material que la empresa tenía en desuso: maderos, chapas, hierros, tejas, raíles, barrenas.  También en Talleres, o en la fragua, se fabricaron herramientas y utensilios como aperos agrícolas.
Se levantaron por todas partes: por los alrededores de la escuela Grande y bajo el vacíe, o junto a la carretera del cementerio. Cercanos al puesto de trabajo, a escasos metros de las viviendas, o en lugares de paso camino de casa;  para que una vez salieras de la mina, echases un rato cultivando o sembrando lo que dictaba la temporada. También había huertos en los alrededores de la estación y del dique Pino,  o subiendo al polvorín.
Y como ese interés por cultivar la tierra no se perdía, en épocas más recientes se fueron solicitando  otros por el Matadero, por el dique Grande, junto a la chimenea Gorda, o en la cañada de Santa Bárbara. Así, el interés que comenzó para contribuir a las economías domesticas, se seguía manteniendo en la jubilación hasta que el cuerpo aguantara.
FIN


jueves, 20 de noviembre de 2014

Tharsis. Minería y otras ocupaciones. 2ª Parte


En Tharsis no eran ajenos a estas incursiones cruzando el Chanza, ni tampoco otros pueblos situados más lejos de la frontera. Incluso el municipio de Paymogo tiene señalizado una “Ruta de los contrabandistas”, que tantas veces transitaron muchos de nuestros vecinos. Donde el cruce del río les provocaba, en ciertas épocas del año, mucho más temor que los propios “guardiñas”.

Una vez llegada la mercancía de Portugal había que entregarla a quienes la habían encargado, o venderlas, y en esta tarea destacaron sobre todo mujeres,  aunque sus refajos no siempre ocultaron el contrabando a la Guardia Civil. Mujeres que compaginaron la distribución de  productos importados, con los que se producían aquí, y que las conocimos por recoveras.

Eran estas, personas dedicadas a la recova. Principalmente a la compra de huevos para  su reventa. Personas que pasaron a ser reconocidas más que por un nombre o apodo, por dedicarse a la recova. Se decía así, antes que Juana: Juana la recovera, o María la recovera. 

Esta actividad empresarial, aunque pequeña, pensamos que tuvo su auge con la puesta en servicio del ferrocarril. Si en un principio la clientela debió de estar entre los propios vecinos, cuando pudieron llevar la mercancía a un mercado mucho más amplio y mejor cotizado, como era la capital, les supuso más dedicación y esfuerzo. Aprovecharon su desplazamiento para ofrecer a los clientes los productos traídos de Portugal, mayormente café.

Recorrían para ello  los cortijos cercanos para abastecerse de huevos frescos. Época aquella donde los habitantes de los cortijos vivían prácticamente del campo. Dedicados a la agricultura y a la cría de animales, que comerciaban con  los pueblos cercanos. También, y de esto tienen buenos recuerdos las personas mayores, horneaban un pan riquísimo.

Nuestras recoveras, después del acopio de huevos frescos en enormes canastos, que cuidadosamente colocaban entre pajas, iniciaban el pesado transponte. Unas veces entre fornidos brazos, otras sobre la cabeza que amortiguaban con un elaborado rodete.

Por muy cerca que se viviera de la estación, el recorrido habitual era bajar la cuesta de la Escuela Grande, atravesar la vía del tren que venia de Sierra Bullones, la “regola” de “agua grao”,  y subiendo  los escalones construidos de traviesas, enfilar por Vista Hermosa hasta la estación.

Quienes coincidíamos con las recoveras durante el trayecto veíamos su esfuerzo, compartido a veces con sus maridos que le acompañaban para coger el tren.

Una vez que nos acomodábamos en los asientos de madera de los coches, que se colocaban al final del convoy, teníamos que hacer hueco a los canastos repletos de huevos que sus portadoras cuidaban con mimo. Si hasta la estación llegaban sanos y salvos entre pajas, ahora había que protegerlos de movimientos más bruscos: el traqueteo y los arranques y paradas del tren.

Acabado el trayecto en el Puntal de la Cruz, pasajeros y mercancías salían a tropel para coger la primera canoa que nos llevara a Huelva. Las recoveras sabían bien que “el tiempo es oro”, y llegar antes a la Plaza suponía finalizar pronto y con beneficios el negocio.

Aunque este trasiego entre cortijos, estación, Huelva; no era previsible que corrieran ningún peligro, si acaso el que pudieran sufrir durante el trayecto en el ferrocarril, ocurrió una vez un percance que, aunque quienes lo vieron sin participar en él lo cuentan con cierta sorna, nuestras recoveras se llevaron un buen susto y perdieron su mercancía. Todo ocurrió por unos travesaños del muelle de acceso a las canoas,  quizás en mal estado,  o por un exceso de peso en un momento dado entre portadoras y canastos, que cedió la madera y cayeron varias al agua; perdiéndose parte de la mercancía en la marisma,  y parte embadurnando el cuerpo y vestido de las recoveras.

Pero quedó en eso, en susto, y en regocijo general en el pueblo cuando al regreso se comentó el incidente.

Y al igual que para otros menesteres, el tiempo, la modernidad y el desarrollo, acabó con estas emprendedoras amas de casa.

Continuará...




jueves, 13 de noviembre de 2014

Tharsis. Minería y otras ocupaciones. 1ª Parte


Cuando hablamos de la actividad minera desarrollada en Tharsis en el último siglo, nos viene a la memoria los distintos oficios que desempeñaban nuestros antepasados. Unos, relacionados directamente con lo que entendemos por extracción y exportación, que es a lo que se resumiría el trabajo de las compañías mineras. Pero otros muchos fueron necesarios para mantener la actividad principal y  la autosuficiencia a la que se vieron abocadas las empresas. 

Una evolución similar ocurría con la comunidad que se fue formando atraída por el trabajo en la mina. Algunas necesidades: salud,  educación, economato, ocio; se fueron cubriendo auspiciadas principalmente por las empresas. Otras fueron cubiertas por los propios habitantes para contribuir a la economía familiar, o por personas venidas de fuera que desempeñaron distintos oficios. Surgieron así, no solo comercios para abastecer todo tipo de productos, también tabernas y  bares, junto a otros profesionales que de forma más o menos declarada ejercían otros oficios: panaderos, zapateros, peluqueros, relojeros, modistas,  diteros, etc.  

Una comunidad en definitiva, dispuesta a prosperar y arraigar en un poblado minero utilizando su ingenio para la supervivencia.

Las dificultades agrícolas en una comarca como el Andévalo han venido impuestas por un terreno poco propicio y por una meteorología adversa, por ello, la llegada de empresas extranjeras, dispuestas a utilizar mano de obra para un recurso durante siglos abandonado, supuso un verdadero acontecimiento.

Pero la adaptación de los andevaleños al medio se remontaba mucho más atrás que a la llegada de Luciano Escobar o Ernesto Deligny. Adaptación que había pasado y pasaba por el contrabando, el estraperlo. Y donde nace una nueva comunidad con sus carencias y necesidades, allí prospera un comportamiento considerado habitual.

A pesar de las guerras mantenidas con Portugal, la cercanía de nuestros vecinos siempre ha permitido un intercambio de bienes a ambos lados de la frontera. Las necesidades eran detectadas por los contrabandistas para comerciar con los productos que tenían demanda en la parte española y, ahorrándose  los impuestos que gravaban su consumo, introducir ilegalmente  la mercancía  que vendían a precios inferiores al de mercado.

Este comercio de contrabando aunque ha existido desde siempre, en los periodos de crisis aumentaba el número de hombres y mujeres que ejercían de contrabandistas. Dos épocas cercanas de nuestra historia fueron de los últimos repuntes que lanzaron a los andevaleños a cruzar el Chanza y adentrarse en Portugal: la guerra civil y la segunda guerra mundial.

Pero si en la mayoría de los casos este comercio de menudeo entre una frontera y otra fuera una necesidad de supervivencia, también, estando bien organizado, podía contribuir a cierto grado de prosperidad.

José Antonio Gómez Marín, en un escrito de 2004, viene a relatar los comienzos de Francisco Limón Rebollo (alcalde de Alosno, diputado provincial,  y gobernador civil de Huelva) que, “enamorado de una prima ricacha del pueblo, (Bella Caballero Rebollo) hubo de buscar fortuna con las dificultades que presentaba para esa hazaña un pueblo que vivía prácticamente de la minería y del contrabando. Su ocurrencia fue, precisamente, “organizar” este tráfico inocente –hablamos fundamentalmente de contrabando de café y otros productos coloniales portugueses—con tan espectacular acierto que, en muy pocos años, la “empresa” pudo especializarse en la compra de concesiones mineras y en un negocio próspero que resultaría definitivo para la suerte de la familia: el arriendo de los “consumos”…”

Si bien quienes cruzaban el Chanza eran hombres, inclusos niños de 14 o 15 años, las mujeres se dedicaron más a su distribución una vez descargadas las mochillas repletas que venían de Portugal. Ellas entregaban los encargos o lo hacían llegar a la capital, y los mochileros a reanudar una nueva partida con nuevos encargos.

Como comenta Gómez Marín, eran principalmente mercadería de ultramarinos, siendo el artículo más demandado el café, que Portugal importaba de sus colonias, y entre nosotros tenia gran demanda, al igual que azúcar, o harina.


Continuará...

jueves, 6 de noviembre de 2014

Alosno en la memoria


Esta semana vamos a complacer a nuestros seguidores de Alosno, a quienes les habíamos comentado de publicar más fotografías de familiares y amigos.
La colección que manejamos, a veces nos resulta difícil saber sin son de Alosno, la Puebla, las Cruces, o algún otro pueblo.  Cuando aparecen distintas vistas del Paseo, o los bancos de hierro tan característicos, no es complicado; pero otras veces no es fácil saber  en qué lugar están tomadas. Después de  50 años, si no reconoces a las personas no sabes a donde pertenecen.
Aquí os dejamos el vídeo que hemos montado con parte de las fotografías.
Que os guste, es nuestro deseo.








jueves, 30 de octubre de 2014

EL TIEMPO VUELA


 
El tiempo vuela no es solo un tema musical de los Booker T. & the M.G.'s que los Pekenikes versionaron y popularizaron a finales de los 60, es también una expresión que solemos utilizar cuando el paso del tiempo nos parece que transcurre demasiado rápido. Aunque reflexionar sobre el tiempo pasado es un tema muy recurrente utilizado en bellas estrofas, cuando la poesía describe el ayer que se fue, acaba relatando todo lo que destruye: belleza, riqueza, estatus.

Un claro ejemplo de ese  poder destructor está magistralmente recogido en la elegía de Jorge Manrique, “coplas a la muerte de su padre”, que vamos conociendo y profundizando cuando la leemos en distintas etapas de nuestra vida.

Nada es más revelador que mirarnos en una foto, donde  juventud, alegría, y futuro, eran nuestro horizonte. Donde el tiempo pasaba lentamente, era eterno. Donde lo medíamos por acontecimientos siempre esperados, siempre deseados: las vacaciones, una festividad, un viaje, un encuentro.

Los sicólogos comentan que a mayor edad tenemos la sensación que más rápidamente pasa el tiempo, pero es distinto a la “presión del tiempo”, que afecta a todos por igual, independiente de la edad. Esta presión es referida a las tareas que nos imponemos, y los plazos que nos damos para terminarlas, donde solemos manejar la expresión: “nos falta tiempo”.

Que la percepción está relacionada con la edad lo propuso, entre otros, Pierre Janet, argumentando nuestra preocupación por comparar constantemente espacios de tiempo con el que llevamos vivido. Así, un joven de 15 años siente que le quedan años por vivir y lo lento que pasa para lograr o alcanzar lo que desea. Mientras que a mayor edad el tiempo nos supone “restar” en nuestra vida, y sentimos que pasa más rápido.

Otra teoría hace referencia a que nuestro reloj biológico se mueve más lentamente y llegamos a percibir que los meses y los días transcurren rápidamente.

Pero la realidad, que se impone a cualquier edad, es que el sol saldrá mañana igual que ha salido hoy. Que las estaciones se repiten todos los años. Que mientras realizas cualquier tarea, o proyectas algo, pasan los minutos, las horas; para unos más lentamente, para otros rápidamente; y todos pasamos.

Lo verdaderamente importante es, si sabemos aprovecharlo.  La sensación que transcurra de una forma u otra es inevitable, pero podemos contribuir a hacerlo más agradable  recurriendo a las personas, o las actividades, con las que nos sentimos a gusto y disfrutamos.

jueves, 23 de octubre de 2014

Las Compañías mineras y la escolarización. Anexo

 

Os dejamos dos notas relacionadas con la escolarización que añaden más amplitud de enfoque a este asunto. La primera es un artículo aparecido en un periódico de Huelva en 1881, con el título: “La primera enseñanza debe ser obligatoria”. Hemos subrayado la importancia que por esas fechas daban a la escolarización en Escocia.

La segunda es una información que publicamos hace cuatro años, pero no está de más recordarla: “Escuela de niñas en las minas de Tharsis”, anuncio publicado en 1882 para contratar una maestra y los requisitos exigidos. 

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LA PRIMERA ENSEÑANZA DEBE SER OBLIGATORIA

Para que un pueblo adquiera prestigio, para que un pueblo disfrute de bienestar, es de urgente necesidad educarlo. Con mucha elocuencia ha dicho un escritor contemporáneo: “el secreto del poder de las naciones; la causa del bienestar y mejoramiento de las costumbres, la fuente de donde brotan los más abundantes dones, es la instrucción”.

La enseñanza, si se quiere que produzca saludables resultados, si se quiere que sea beneficiosa, es indispensable que, a manera de un edificio, descanse sobre sólidas bases. Por eso debemos fijarnos y dar la preferencia a la instrucción primaria; por eso debemos propender a que aumenten las escuelas; por eso debemos aspirar a que los profesores estén decorosamente retribuidos y puntualmente pagados; por eso, en fin, debemos abogar porque las escuelas sean capaces y reúnan condiciones de salubridad.

Pero ¿será esto bastante? Indudablemente que no. Se necesita más, es preciso obligar a los padres a que eduquen e instruyan a sus hijos, porque a ningún padre puede concedérsele el derecho de que sus hijos sean ignorantes y mal educados. Y no es suficiente que los niños concurran a la escuela con intermitencia: se requiere que la asistencia sea continuada, asidua, porque con mucha oportunidad ha dicho Balmes: “Para el desarrollo de toda facultad hay una condición indispensable, el ejercicio. En lo intelectual como en lo físico…

El ilustre Jovellanos, al establecer las bases para la formación de un plan de instrucción pública decía: "Que la educación pública pertenece en un todo al gobierno, y tiene por objeto la perfección intelectual, moral y física".

No se crea que esta teoría es nueva: en Alemania se sostiene hace ya tres siglos; en Inglaterra la enseñanza es obligatoria desde muy antiguo, y en Portugal, Dinamarca, Noruega y América: en Inglaterra y Escocia se lleva este asunto con tanto rigor que los padres pagan fuertes multas y hasta sufren arrestos y correcciones. Pero donde mayor celo se cumple la enseñanza obligatoria, por considerarlo con rango de preferencia, es en Suiza, pues según una ley de Zúrich, aquella "contribuye a desenvolver la inteligencia del niño, poniéndole en condiciones de ser ciudadanos útiles y hombres virtuosos y morales".

Si España ha de colocarse al nivel de las demás naciones de Europa, debe declara la enseñanza obligatoria, y de este modo, con la ilustración que adquieran, sus derechos y deberes, y todas las clases y todos los ciudadanos, desde el más elevado al  más humilde, estarán en aptitud para todos los destinos y para todos los cargo públicos.

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ESCUELA DE NIÑAS EN LAS MINAS DE THARSIS -HUELVA-
 
Se anuncia la vacante de la indicada Escuela, provista de buen local con habitaciones cómodas y de todo el menaje y utensilio necesario. El sueldo será de 7.000 rs anuales pagados sin descuento alguno al fin de cada mes, sin retribución, y suministrándose por la Compañía, todo el material de enseñanza.

El trabajo consistirá en seis horas seguidas (siendo de almuerzo la 4ª). El señor Director del Establecimiento nombrará a la Profesora, y podrá separarla, sin tener que dar de ello explicación alguna, pero abonándole hasta tres meses de sueldo.

La Profesora estará, como tal, bajo la inmediata inspección de una Junta creada al efecto. Se requiere que sea Maestra Superior con estudios Normales: tenga correcta pronunciación, buena salud, práctica en la enseñanza, de 30 a 40 años de edad aproximadamente, y sea Soltera, o Viuda con poca familia.

La elección se hará entre las que, para el 15 de Octubre próximo hayan presentado de su puño y letra un Reglamento interior y un cuadro de distribución de tiempo y trabajo. No se desatenderá ninguna Solicitud, ni porque se carezca de algún requisito, ni porque a su vez se exijan otras condiciones.

Se suplica que las señoras Solicitantes detallen bien sus circunstancias, pero sin papel, documentos ni justificaciones oficiales. Las solicitudes y demás se dirigirán al Sr. Director de este Establecimiento.

jueves, 16 de octubre de 2014

Labor Social de las Compañías Mineras. Escolarización.


 
Con este primer artículo queremos dar cuenta de otros cometidos llevados a cabo por las compañías extranjeras en Tharsis, y que pusieron en marcha igualmente en La Zarza y Corrales. Aunque de la etapa francesa se dispone de menos documentación, lo que es comprensible por el periodo más corto de actividad, y por su menor importancia económica. Para ello recurrimos a noticias recogidas por la prensa de la época, y sobre dos cuestiones importantes no relacionadas directamente con la actividad laboral: la escolarización, y el transporte de viajeros a partir de 1881. Somos también conscientes que el abordaje de estos asuntos, por su importancia y repercusión,  se prestan  para ser estudiados en profundidad.
Comentaba S.G. Checkland en su libro "The Mines of Tharsis. Roman, French and British enterprise in Spain", el elevado grado de analfabetismo entre los trabajadores de la Compañía. Situación que ya detectaron los franceses a partir de 1853, y que la Tharsis Sulphur se propuso mejorar con el establecimiento de escuelas en los poblados mineros. Conforme aumentaba la producción por la demanda de materia prima y acudía mano de obra a los poblados, esta se fue estabilizando en la medida que garantizaba futuro laboral a cientos de trabajadores. Aparecieron nuevas familias aumentando también el número de niños.

Los británicos, al tomar las riendas de la explotación en 1866, después del acuerdo al que llegaron con Mercier, no sólo recibieron de los franceses los distintos tajos e instalaciones mineras, igualmente otras instalaciones al servicio de la población: casas, Iglesia, Hospital, Escuela. Instalaciones que fueron mejoradas o renovadas con el tiempo. Aunque la vivienda fue motivo de conflicto en muchas ocasiones.
Es indudable que las compañías extranjeras que explotaron Tharsis y La Zarza favorecieron la escolarización. Aunque este interés lo manifestaran los ingleses  premiando a los alumnos, como queda recogido en una crónica de  "La Provincia" de 1881, bien pudiera ser que este comportamiento de premiar la asistencia y aplicación del alumnado lo iniciaran los franceses. Quienes hemos conocido premios en metálico o con juguetes, que nos suponían  gran alegría, no menos disfrutarían los alumnos en 1881 cuando los premios consistían en ropa o dulces. Incluso es de destacar  la trascendencia dada al acto, celebrándolo en la Plaza del Casino, inaugurado el año anterior, y con la actuación de una banda de música aún en sus comienzos.


Si el grado de apoyo dado por los ingleses a la educación, es del que tenemos más documentación, desconocemos la importancia dada por Deligny y Mercier, únicos directores de la etapa francesa. Sabido es que entregaron una escuela en funcionamiento, establecida seguramente, en los alrededores donde después se construiría la "Escuela Grande". Del "conde de Alosno" tenemos constancia que en la construcción del  "Alosnito", poblado construido  para explotar la mina del Lagunazo, se dispuso la construcción de escuelas para acoger a 200 niños de ambos sexos, con  maestros pagados por la “Sociedad de minas de cobre del Alosno”, al igual que ya estaba haciendo la Tharsis Sulphur; según queda recogido en una memoria de 1883. Este poblado se diseñó con un planeamiento  muy alabado por urbanistas. 
Sea como fuere, pocos pueden recordar estas entregas de "premios" institucionalizados por la empresa más allá de la “señorita”. Es por tanto una actuación adoptada por la Compañía que ha quedado en la memoria colectiva, y Phyllis Gray como “embajadora” de la empresa.
Independiente del coste económico de la construcción y mantenimiento de estas escuelas, hasta veinte maestros llegó a tener en nómina la  Compañía a finales del XIX. Y así como los franceses abrieron las escuelas para los hijos varones de los trabajadores, los ingleses ampliaron la escolarización a las muchachas en 1872, e impartieron clases para los hombres.
Estas actuaciones,  que ya hemos calificado de labor social, fueron adoptadas desde el principio por parte de las empresas, siendo así, que a finales de siglo XIX ya funcionaban otros servicios con la Tharsis Sulphur: Casino Minero, Cooperativa de consumo, Caja de Ahorros, Banda de música, etc.
 
 
Esta es la crónica aparecida en La Provincia en 1881

Nos dicen de Tharsis:
"El domingo 4 de los corrientes, día en el que el gremio de barreneros celebra a su ilustre patrona Santa Bárbara, y después de una solemne función religiosa, tuvo lugar en la Plaza del Casino, la distribución de premios a los niños de ambos sexos de las escuelas católicas. Presidió el acto el dignísimo Director de este Centro Minero, su simpática señora e hija, y después de un brillante discurso alusivo al acto, que leyó el capellán del establecimiento, el Sr. Director distribuyó entre los agraciados los premios a que se habían hecho acreedores por su asistencia y aplicación, consistente en ropa, dulces y otros objetos.
Una improvisada orquesta, dirigida por el entendido profesos Sr. Sanz, amenizó el acto juntamente con las salvas de los barreneros, terminando este con entusiasta vivas al Sr. Director, que también sabe armonizar el fomento de los intereses confiados a su cuidado, con la enseñanza de la juventud y el respeto al sentimiento religioso de este país, que lo honra con sus más vivas simpatías, pequeño, ¡pero elocuente tributo de su gratitud!"
 

 

jueves, 9 de octubre de 2014

La Beneficencia en los años 50


 
Nos comentaba hace unos meses D. Alberto Bervel, en su amena carta, la población a la que atendía durante el tiempo que estuvo ejerciendo en Tharsis. Era época de pleno empleo como él reconoce, y con una población en crecimiento por el número de partos atendidos.
Según las cifras apuntadas, la asistencia sanitaria prestada a los distintos colectivos que componían una población de 7000 almas, quedaría reflejada en los siguientes porcentajes: Más del 92% incluidos en el SOE (Seguro Obligatorio de Enfermedad) que incluían al trabajador al conyugue y los hijos. Un 6% que accederían a los servicios médicos en calidad de jubilados o pensionistas. Y menos del 1,5% que accedían con cartillas de la Beneficencia.

Hoy día, cuando la asistencia sanitaria es universal y cualquier residente tiene derecho a ser atendido en los servicios públicos, de aplicar los criterios de los años 50, los porcentajes serían muy diferentes.
Como nota curiosa os dejamos la disposición que regulaba el derecho a la Beneficencia, convocado por un ayuntamiento de la provincia en la época que ejercía D. Alberto.

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EDICTO

El Alcalde

HACE SABER:

Que a partir de la fecha del presente Edicto y hasta el día 20 de diciembre próximo, toda persona, cabeza de familia, ve­cino de este Municipio que se considere con derecho a su ins­cripción y a la de las personas que con ella convivan en el PA­DRON DE LA BENEFICENCIA MUNICIPAL, a cuya rectificación  se procede, podrá solicitarlo de esta Alcaldía en ins­tancia dirigida a la misma, para lo cual se le facilitará el impreso correspondiente por la Delegación de Beneficencia.

Serán incluidos en el PA­DRON DE BENEFICENCIA MUNICIPAL, tan solo los que justifiquen legalmente merecer la consideración de pobres.

En ningún caso se considera­rán con derecho a su inscripción en el citado padrón:

Los empleados ú obreros fijos ó eventuales, legalmente com­prendidos en el Régimen de Se­guro Obligatorio de Enferme­dad.

Los que disfruten de Jubila­ción, Cesantía ó Pensión que excedan de seiscientas pesetas mensuales.

Los que tengan bienes de cualquier clase, comprendiendo fin­cas en arrendamiento, aparce­rías o contrato análogo cuando los rendimientos líquidos pue­dan estimarse iguales o superiores al JORNAL de un bracero de la localidad.

Dichas instancias, una vez transcurrido el plazo marcado serán remitidas al Consejo Mu­nicipal de Sanidad para su informe, el que las pasará a la Junta de Beneficencia encarga­da de hacer la calificación de pobreza, formando la lista de ca­bezas de familia que han de in­tegrar el Padrón Municipal de Beneficencia y ésta la remitirá al Ayuntamiento que la expondrá al público a los efectos de las  reclamaciones que pudieran pre­sentar los interesados.

Que durante el año de vigencia del Padrón qué se forme podrán iniciarse expedientes de Alta ó Bajas en el mismo, bien de oficio o a instancia de parte interesada las que serán admitidas previo el trámite de rigor.

Lo que se hace público para general conocimiento de las per­sonas a las que afecte el dere­cho de inclusión en el PADRON DE BENEFICENCIA MUNICIPAL

 
Noviembre de 1.955 

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P.D.

En el conservado y restaurado “Cinema Corrales”, se vuelven a celebrar las “Jornadas de Arqueología y Territorio de Aljaraque” en su XVII edición, durante los días 15 - 16 - y 17 de Octubre. Entre sus actividades destacan una visita guiada al Dolmen de Soto, en Trigueros.
 
 

jueves, 2 de octubre de 2014

Recordando a José Alfonso. Y 3ª Parte.


 
En esta última entrega publicamos otra poesía inédita que José Alfonso escribió en la estación de Tharsis.

En su visita  en 1954 recorre aquellos lugares que tanto recuerda y que ha trasladado a sus escritos. Unas veces se hace acompañar por su cuñado Jerónimo, o por su sobrino Paco Gutiérrez; dando largas caminatas hasta la Huerta Grande, las oficinas de Pueblo Nuevo, o la chimenea Gorda. Después de esos paseos, sus familiares le recuerdan sentado a la mesa anotando sus impresiones en un cuaderno. Impresiones que acabaría de completar en Argentina recogidas en "Estampa sentimental...”

Otras visitas las realiza al nuevo Círculo Minero, que se había inaugurado en 1951, donde se reúne con antiguos compañeros recordando viejos tiempos. Estas visitas al casino le suponían un recorrido al que estaban acostumbrados los trabajadores de la Compañía, pues su hermana Custodia, con quien residía, vivía en las casas que estaban por debajo de la oficina de Filón Norte. Así se encontraba, en su caminar por "Vista Hermosa", a trabajadores que iban o regresaban del trabajo.

Sobre la Velada escribe, que toda la familia de su hermana se arreglaban para "ir a la mina", que era el nombre que le daban al pueblo quienes vivían en el extrarradio.

"Guardo un recuerdo imborrable de esas noches de fiesta en mi pueblo, en que nos íbamos todos los de casa, arriba a la Mina, y pasábamos unas horas en aquel llano frente al nuevo casino, todo iluminado y con el aspecto de feria que le daban los numerosos puestos y atracciones diversas, así como la caseta de baile del Círculo, donde danzaban incansables las parejas de mozos y mozas.

Luego, nos sentábamos en la terraza del Círculo, o acaparábamos una mesa en alguno de aquellos puestos donde se freían buñuelos y churros, y nos hacíamos servir sen­dos tazones de café con su correspondiente ración de ma­sa frita.­"
                                           

Cercana ya la fecha del regreso a Argentina, la melancolía por esa partida de la tierra que tanto añoraba, queda reflejada en la descripción de esas jornadas. O el relato de la serenata que sus sobrinos y amigos van a cantarla para su despedida.

"En esas noches, plácidas y serenas, solía yo dar, antes de acostarme, unas vueltas en torno de las casas del barrio, imbuida por aquella paz y aquel silencio.- Una luna hermosísima derramaba su luz de plata sobre el campo que teníamos bien cerca, y dibujaba con una línea sinuosa la cumbre de la Divisa.- Como ya se iba aproximando la fe­cha de nuestra partida de la patria, todos estos detalles, al parecer nimios, despertaban en mi ánimo un sentimiento de nostalgia y de tristeza indecibles, y ante la evidencia de la partida definitiva, que iba a llegar inevitablemente, una extraña angustia, una secreta pena, se iba apoderando de mí, más aguda y punzante en esos momentos de calma y de quietud que hacía más grave y solemne al espectáculo, sencillo y grandioso al mismo tiempo, de la naturaleza.­
Una  noche vinieron algunos amigos y conocidos a despedirse. Llegó también la sobrina de aquel paisano, muerto en la Argentina, con la prometida bolsita de tierra española que había de ir a juntar­se con la tierra argentina que cubría la sepultura de mi compatriota."

Sin embargo donde acudía más a menudo, por cercanía, era a la estación. Esperando a su cuñado al regreso del trabajo.

"Otras veces iba, con mi cuñado o con mi hermana, al huertecillo que tenían en el Tejar y traíamos desde allí algunas verduras o un puñado de higos chumbos, de los que gustaba mucho mi mujer. Pero mi paseo habitual era, parti­cularmente por las tardes, hasta la estación de ferrocarril donde ya había hecho buena amistad con el jefe y sus empleados y, conversando con ellos solía esperar allí la hora en que mi cuñado dejaba su tarea para volvernos a casa juntos."


Entabla amistad con el personal, con el Jefe de estación, Salvador Díaz Frías. Y allí, el siete de Septiembre de 1954, improvisa un poema que entrega a su sobrino Paco, y este nos entregó hace unos años.



DESPEDIDA, EN LA ESTACIÓN DE THARSIS

Allí, junto a la ventana

y hablando con Salvador,
he contemplado estos campos
que abandono con dolor.

Se ve el “Cerro de los Gatos”
y la mina de la Juana,
y más allá se contempla
un trozo de tierra llana.

Y todo me es tan querido
y tan grato a mi ilusión,
que sin saberlo lo llevo
dentro de mi corazón.

Tharsis, mi Tharsis querido,
ya no te volveré a ver
pues América está lejos
y ya no es fácil volver.

Pero hay algo que nos quiere,
y es el recuerdo latente
de la Patria, que como imagen,
siempre tenemos presente.

En esta estación de Tharsis,
un miércoles de mañana,
le dije adiós a mi Patria
de bastante mala gana.

Llevo en la mente el recuerdo
de este adiós que es postrero
y el eco triste y alegre
de un fandanguillo alosnero.
                                                    07 de Septiembre de 1954
                                                       José Alfonso Delgado

jueves, 25 de septiembre de 2014

Recordando a José Alfonso. 2ª Parte.



Os dejamos, en esta 2ª entrega, una de las colaboraciones enviadas al director de La Higuerita, junto a una carta donde explica que sus escrito, a pesar de la distancia, hacen referencia a su Patria y a su pueblo. Sentimientos estos, puestos espléndidamente de manifiesto en su poema: “Tharsis, patria y hogar”.
La poesía “retorno” se la hemos enviado a su nieto Pepe Arenas, quien conoce su trayectoria literaria y le era desconocida.
Transcribimos en primer lugar la referencia que hace D. Juan Bautista a la carta de José Alfonso. Después el poema que le acompaña.

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Recibimos de Buenos Aires la afectuosa carta que por sus méritos patrios hispanos y su valor literario nos complacemos en publicar, como así la bella poesía que nos remite el culto ami­go y colaborador don José Alfonso, que desde el otro lado del mundo no se olvida de su Madre España.
Agradeciendo sus saludos nos despedimos del inspirado poeta y amigo. -El Director.-

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Ciudadela (Buenos Ai­res) 26 de Mayo de 1955
Señor D. Juan Bau­tista Rubio.
Isla Cristina (Huelva)
 
Mí estimado ami­go:

La visita, siempre muy grata, de La Higuerita que llega has­ta mí casi todas las semanas, me trae la grata sorpresa de mi verso dedicado a Tharsis, anunciado ya en el número anterior. Muchas gra­cias, don Juan, por esta atención suya, así como por los ama­bles juicios que dedica Vd. a este traba­jo mío.

Hoy, considerán­dome ya un colabo­rador de su periódi­co, quiero aprovechar la ocasión para enviarle otro trabajo en verso, por si lo cree apto para ser publi­cado. Aunque escrito, como casi todas mis cosas en verso o prosa, en esta tierra americana, advertirá usted que se refiere más bien a cosas de España, ya que ese mes de Agosto en que las fuentes están se­cas y hay polvo en los caminos no pueden ser aquí, donde Agosto es uno de los meses más crudos del invierno.

Es España y sólo España, la musa que me inspira y lo mis­mo mis versos, que mis cuentos, así co­mo dos novelas que he escrito aquí, tie­nen su argumento en ese modesto escena­rio del terruño, y sus héroes o protagonis­tas, no son por cier­to, ni gauchos ni ha­cendados de La Pam­pa, ni señores, ricos o pobres, de esta tie­rra, sino oscuros mi­neros, soldados ra­sos, o gentes del pue­blo de mi tierra. Es­tá visto, pues, que mi inspiración viene de allá, sólo de allá. Es un homenaje silen­cioso y permanente al recuerdo de la pa­tria, jamás olvidada.

Muchos saludos, mi querido amigo, y que Dios le dé salud para seguir su noble tarea, le desea: Su buen amigo y com­patriota.

José Alfonso.

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RETORNO 
 
Sobre una colina
se ve la aldehuela
es un grupo de casas parduscas,
de techos y tapias de color de tierra.
Agosto ha tostado
la mies en las eras;
el campo es un yermo;
la fuente está seca.
Allá, junto al río
las cañas sedientas
sacuden con ruido
sus hojas anémicas
que parecen doblarse hacia abajo
buscando, del agua, las húmedas huellas.
Marchando despacio
por la estrecha senda,
cubiertos de polvo
tres hombres se acercan.
Son ellos, los mozos
hijos de la aldea,
que juntos partieron
un día a la guerra.
Ya se escuchan sus cantos alegres;
sus gritos de júbilo, de gozo y de fiesta.

Pero ¡ay! que, uno de ellos,
aún viendo estas muestras,
no ríe ni canta;
una gran tristeza,
un intimo duelo
anuda su lengua
y en sordo sollozo
de pronto revienta.
Es Juanillo que sabe
que, muerta su madre, ya nadie lo espera.
Muy pronto a las casas
la noticia llega;
ya va, de una en otra,
corriendo la nueva.
Gozosa, la gente
se agolpa a las puertas,
los brazos en alto,
las almas suspensas,
mientras ellos, llamándose a gritos, 
consumen, corriendo, su propia impaciencia.
¡Allí está mi casa! 
¡el huerto!  ¡la alberca!
¡Yo veo a mi madre!
¡Miradla! ¡Es aquella!
¿No estamos soñando?
¡Dios mío...! ¿Es de veras?
Y tú, Juan ¿qué dices?
¡Alegra tus penas,
que si a ti no te espera una madre,
tendrás el cariño de dos, en las nuestras!
 
La luz del crepúsculo,
ya vaga e incierta,
es polvo en el aire
y es oro en la sierra.
Ya suben del valle
olores de hierbas,
sonidos de esquilas,
balidos de ovejas...
En la dulce quietud de la tarde
el triste tañido del Ángelus suena.

Sobre la colina
está la aldehuela;
es un grupo de pardas casitas,
de techos y tapias de color de tierra.
 
José Alfonso.
Buenos Aires, Mayo 1955.
 
Continuará...