jueves, 7 de junio de 2012

LA VIVIENDA EN THARSIS Y LA DENUNCIA DE “EL SOCIALISTA”. Y 2ª Parte.

También nos refiere Checkland: Entre 1859 y 1866 Víctor Mercier construyó otras 238 viviendas similares. Para 1873 había ya 700 viviendas construidas y la media de ocupación había descendido a cinco personas por cubículo. No existían aseos ni patios. El agua procedente de fuentes, estaba racionada pues la mayoría de los manantiales eran de aguas ácidas. La Compañía de Tharsis decidió construir en 1873 (Etapa de la Tharsis Sulphur and Copper Company Limited)  otras 474 nuevas viviendas y un hospital.
Ya para 1880, la empresa comenzó a desechar las primitivas construcciones. Se empezaron a edificar casas por un costo de 25 libras cada una. Estas viviendas, en hilera, tenían dos habitaciones, una usada para comedor y la otra como dormitorio. Poseían además un corral posterior y un aseo. Se construyó asimismo un mercado, rodeado por viviendas en sus cuatro fachadas y empezaron a surgir la posada, el casino y la iglesia.


Igualmente, González Vílchez refiere en su obra citada, otro tipo de vivienda que estaría habitada cuando la visita del El Socialista: Ya en los primeros años del siglo XX la compañía británica construyó un conjunto semicircular de viviendas pareadas formando edificios independientes de dos viviendas cada uno. Si los anteriores prototipos carecían de valor arquitectónico y respondían a un ordenamiento ortogonal de cubículos yuxtapuestos, estos edificios aportaron un nuevo criterio más acorde con la arquitectura que se hacía en Inglaterra, aunque su estética tiene pocas características en común con las «semidetached houses» postvictorianas. 

El diario ABC, de Abril de 1929, informaba lo siguiente:
EL TRABAJO Y LA VIDA DE LOS OBREROS EN LAS MINAS DE THARSIS
De Real Orden se ha dispuesto que la Comisión Interministerial que ha de dictaminar sobre las condiciones en las que se desenvuelve el trabajo y la vida  de los obreros en las Minas de Tharsis (Huelva), la formen el Inspector General del Cuerpo de Minas D. Cleto Marcelino Rubiera, como Presidente. Y los funcionarios del Ministerio de Trabajo D. Federico López Valencia, jefe del Negociado Central de la sección de Casas baratas. Y D. Rudesindo Montoto y Barral, oficial técnico de la Inspección Central del Trabajo, y el ingeniero segundo del Cuerpo de Minas D. Manuel Solana y Busquet en concepto de secretario. Debiendo la Comisión elevar a la Presidencia del Consejo de Ministros el informe de referencia, en el que han de señalarse las infracciones que se comprueben de los preceptos de la legislación actual y del Reglamento de policía Minera, en el plazo máximo de un mes a partir de esta fecha.
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CONCLUSIÓN
Indudablemente, convivir diez personas (y un recién nacido) en 22,5 metros cuadrados no es deseable. Y aunque fuera un hecho puntual y no habitual, denunciarlo es oportuno. No sabemos tampoco las expectativas de esta familia: Si habían solicitado una vivienda más amplia; si trabajaban varios de sus miembros; o si tenían previsto ampliar la vivienda incorporando otra adjunta; pero como nada de esto se deduce de la denuncia, hay que decir en una primera impresión que El Socialista manifiesta interés por la situación de los obreros de Tharsis.
Aunque no tan cruda como la situación de esta familia de once miembros, en Tharsis, y en los años cincuenta y sesenta, recordamos que todos los huertos estaban ocupados por alguna familia, y que en las casas de los obreros llegaron a vivir más personas de las que serían deseable.
Esta denuncia, desde nuestra opinión, se inscribe en un contexto que sin dudar del interés que el órgano del PSOE manifestaba por los obreros, tiene un componente político nada despreciable. Digamos primero que la Tharsis Sulphur, y antes la Cia de Mines de Cuivre de Huelva, vino a Tharsis a explotar nuestros recursos mineros y a nuestros antepasados.
(Explotar.- Sacar utilidad de un negocio o industria en provecho propio).
No invirtieron dinero para hacer entre nosotros obras de caridad. Sobre la labor social ya hemos escrito algo al respecto (La señorita). Y aunque tenían la obligación de cumplir la legislación vigente,  su influencia a nivel político fue importante.
Recordemos que en el año de la denuncia, 1929, estaba en vigor la dictadura de Primo de Rivera, y el único partido que no fue ilegalizado fue el PSOE. También sabemos que la UGT (Unión General de Trabajadores) pugnaba con la mayoritaria CNT (Confederación Nacional del Trabajo) para acaparar el interés del mayor número de obreros y adoctrinar con su ideario marxista.
Igualmente, el PSOE se desmarcó de la huelga general convocada por la central anarcosindicalista, rechazándola públicamente, lo que a ojos de la Dictadura se interpretaba como la colaboración de un buen aliado. Esta colaboración queda demostrada por el nombramiento de Largo Caballero  como Consejero de Estado en el gobierno de Primo de Rivera. Consejero que protagonizaría años después, y junto a destacados socialistas, el golpe de estado de 1934 contra la Republica.
Por su trayectoria, repleta de discursos incendiarios abogando por la sovietización de España, sus bases le apodaban “El Lenin Español”.
Tampoco se nos puede olvidar que el fundador y  director de El Socialista había sido Pablo Iglesias. Presidente del PSOE y de la UGT, que siendo diputado en el Congreso, en 1910, amenazó de muerte, en sede parlamentaria, al diputado del Partido Conservador, Antonio Maura. O que en 1923 protagonizó un manifiesto contra la Dictadura con la que acabó colaborando.
Esta era la imagen que proyectaba el PSOE en la época que estudiamos, la de un partido antisistema, en desacuerdo con todo, pero aprovechando la coyuntura de ser el único partido autorizado por Primo de Rivera  para barrer a cualquier oponente.
Así de moral era el comportamiento del PSOE, que desde las páginas del El Socialista,   denunciaba que las  viviendas de los obreros de Tharsis eran un atentado a la moral.
En 1933 el diario ABC publicó un reportaje sobre la Compañía de Tharsis, donde más parece una justificación de la empresa. Alguna pretensión tendría de lavar la imagen que el asunto de la vivienda, entre otros, le había deparado.  

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