viernes, 9 de abril de 2010

41 ANIVERSARIO



La semana pasada hemos estado de vacaciones, por lo que retomamos el asunto que dejamos pendiente del día 27, la conmemoración del Club Juvenil.

Aquí en el blog de Amigos de Tharsis, donde venimos tratando asuntos históricos, teníamos previsto escribir sobre la inauguración del Club Juvenil, hecho que tuvo lugar el 30 de Marzo de 1969. Para ello invitamos a colaborar a tres cargos directivos, y como ya os hemos ido informando, nos pareció interesante que nos pudiéramos reunir y recordar aquella etapa de nuestras vidas. Con solo cuatro días de plazo, cursamos invitaciones vía Internet o telefónica, anunciando el lugar y el motivo de la reunión. Algunos nos hicisteis llegar vuestro apoyo y deseo para asistir, pero que teníais compromisos anteriores y os seria imposible venir. Estos pormenores se le explicó al personal, al igual que se recibieron saludos de otras personas ausentes.

Al final nos reunimos 40, que pasamos un rato agradable. Se recordaron tiempos pasados, se refirieron anécdotas, se proyectaron fotos, y se procedió a la lectura de los escritos enviados. El de Juan Márquez fue leído por Aurelio Orta. El de Juan José Martín, “Tomas”, no pudo ser leído porque nos fue imposible imprimir, pero aquí lo llevaís. El fin de fiesta lo amenizó el hijo de Mary “Salabay”, Juan, que nos interpretó varias melodías al órgano.

También, desde Amigos de Tharsis, se recordó la labor de D. Gregorio, a quien se le entregó una placa con una sencilla pero cariñosa dedicatoria: CON ADMIRADO RECONOCIMIENTO COMO AMIGO DE THARSIS. Al no poder asistir por enfermedad de un familiar, recogió la placa Luciano Rodríguez.

Un reportaje del acto, así como algunas de las fotos que proyectamos, las podéis ver aquí.

Que disfrutéis, y los que no pudisteis estar presentes, pues que las imágenes y el texto os recuerden gratos momentos, cómo los recordamos quienes estuvimos allí.


P.D.



La semana próxima podréis contemplar unas fotos interesantes y curiosas, la Banda de Música de Tharsis de 1923 y 1924. En la de 1924 constan los nombres de los componentes. Seguramente el familiar de alguno de vosotros esté entre los músicos. Os gustará.


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Cuando mi amigo José Ponce me mandó la noticia de que hacía 41 años que pasaron desde que inauguramos el Teleclub, para algunos podría ser una eternidad, para mí fue una vivencia que la tengo muy presente a pesar de los años transcurridos. Me puedo imaginar que esto fue también para muchos de los socios, pues 41 años atrás casi todos teníamos alrededor de los 20, algunos que ya se habían ido a la mili y otros, como yo, para Alemania, Barcelona, etc.

A mí, y creo que a todos, nos hubiera gustado que el Teleclub hubiera seguido existiendo, pero comprendo que al faltar toda la gente pues ésa semilla también se fue, todo el entusiasmo que pusimos, todas las ideas, nos las llevamos con nosotros.

Los recuerdos de cuando estuvimos trabajando para la rehabilitación del Teleclub, de las elecciones de la directiva, de las muchas actividades que hacíamos, junto con Don Gregorio y Don Olegario, del grupo de teatro que organizamos, y que llevamos a algunos pueblos, etc. Recuerdo cuando fuimos a pasar un día en el campo, y mientras estábamos bañándonos en una rivera vino una piara de cerdos y se comió la comida. Otra vez que fuimos, al regreso, a nuestro amigo Luciano se le pinchó la burra en el dique.

En fin, todo pasa y todo queda como dice la canción, pero si tuvo que pasar, para mí sigue estando presente como si aún no hubiera terminado, aunque sólo sea en el pensamiento.

Desde estas líneas aprovecho para agradecer a la Asociación Amigos de Tharsis por su labor en pro de la cultura y la recuperación histórica de Tharsis.

Juan Márquez.

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HISTORIA MENUDA DE NOSOTROS MISMOS

Ha sido subir a la memoria y allí estaba todo, limpio y claro. Estaban las músicas que oímos la primera vez en el tocadiscos gris y los bailes en la casa del paymoguero, estaba el casino viejo, estaban los amigos de siempre, estaban todos, nos mirábamos, reíamos juntos con la pasión de los jóvenes. Todo está aún escrito en la memoria. Y ella, una vez más, me refiere la actitud rebelde de muchos que anduvimos de paseo en paseo, de teatro en teatro, en busca de la felicidad que tan a mano teníamos.

Ahora solo son recuerdos, de cuando las primeras obras en la casa de Mari Crossman que se fue a Barcelona y allí hicimos el Club Juvenil, de cuando Manolo Moguer nos ayudó en el diseño, de cuántos sacos de cemento y de cuántos ladrillos pusimos a Joaquín para levantar un sueño, de cuántas reuniones de salón de iglesia para los estatutos, de cuánto ir y venir con la prisa en los ojos para que el veintiocho de marzo de aquel sesenta y nueve todo estuviese terminado para su inauguración. Me recuerda la memoria que fuera Carlos Cañada, padre, quien presidiera aquel acto tan entrañable como grandioso. De cuántos libros, de cuántos bailes, de cuántas vivencias, de cuántas excursiones por cortas y aromos, de cuántas búsquedas, de cuánto amor.

Ahora es el recuerdo el único enlace con aquel tiempo pero de todos los premios que la edad joven nos dejara en las manos fuera el amor el más preciado, que no viene de soslayo a la memoria, que ha quedado en la vida como sello indeleble, que el amor permanece en nosotros, que de allí nacieran las pasiones de cada uno y nacieran los amores y nacieran más tarde convivencias, hijos y estirpes hacia todo lo largo, sin fronteras. Aquel viento ábrego nos marcó la conjura y nos abrió puertas inmensas de libertad apenas cuando ni sabíamos que existían democracias. Y fuimos estiletes de vanguardia porque nos hicimos valientes desde la amistad, desde la armonía.

Con la miel en mis labios ya entrelazados con muchas primaveras, con mi recuerdo en la piel, con mi memoria en el alma, testimonio mi homenaje a cuantos amigos de juventud me ayudaran a ser como ahora soy.

Ramón Llanes.

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Hace unos días me llamó nuestro amigo José Gómez, me pedía que con motivo del aniversario del Club, escribiera alguna cosa. Después de decirle que yo había perdido la facultad de escribir, él siguió insistiendo, y por este motivo me he decidido a recordar algo de aquellos años.

Allá por los años 70, éramos un grupo de chavales con mucha fuerza y ganas de hacer cosas. Nos reuníamos en nuestro Club, punto de encuentro diario. Allí nos fuimos formando entre lecturas y charlas.

Recuerdo que cada semana nos reuníamos en casa de uno de nosotros, merendábamos, hablábamos y compartíamos opiniones sobre algún tema. A veces montábamos obras de teatro que además de entretenernos nos ayudaba a formarnos:

- Anacleto se divorcia

- La pluma verde

- Llama un inspector

Y al final de cada obra el fin de fiesta, recuerdo aquí a Paco Gallardo y a Martín cantando y tocando la guitarra.

Recuerdo también la revista que hacíamos nosotros mismo: “THARSIS”.  Me viene a la mente un artículo que en una de ellas escribí: “La promoción de la mujer”. Han pasado ya algunos años y todavía se sigue hablando de los mismo temas. José Gómez se encargaba de la dirección de la revista.

Lo cierto es que rompimos algún que otro tabú en nuestro querido pueblo, sobre todo respecto a las mujeres, que lo teníamos un poco más difícil.

Ahora quisiera tener desde aquí un recuerdo cariñoso para dos personas que nos ayudaron muchísimos en todos estos años, los queridos Gregorio y Olegario.

Y no quiero dejar escapar la ocasión para agradecer a José Gómez sus iniciativas y su empeño en rescatar la memoria de nuestro pueblo, y que nuestra historia, a pesar de la falta de ayuda, de medios, y de interés para esta misión no quede en el olvido.

Gracias José.

(Un fuerte abrazo de Mariflor para todos, que se acuerda también con mucho cariño de aquellos años)

Mari Rodríguez.


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Querido José:

Leo, con gran satisfacción, vuestra convocatoria para mañana sábado gracias a tu interés por contactar conmigo. Hasta nuestro contacto telefónico de hoy viernes desconocía la iniciativa. Te agradezco mucho que me hayas llamado. Estoy muy interesado en acudir y en implicarme en cualquier iniciativa que tenga que ver con nuestro Pueblo; siempre que las exigencias de la vida que nos rodea nos lo permita. Como en éste caso, a pesar de mi interés, la tardanza de mi conocimiento y otros compromisos ineludibles previamente adquiridos me impiden estar mañana con vosotros en cuerpo, que no en alma y deseo.

Además, el motivo de la convocatoria me acerca uno de los recuerdos que están gravados a fuego en nuestra historia personal, como es la gestación, construcción, inauguración y disfrute de nuestro CLUB TELE-CLUB.

Desde luego que todos los momentos son importantes pero me gusta más recordar los momentos de la construcción y los del disfrute. En los primeros, trabajamos todos con la mayor ilusión, ayudando a los maestros albañiles a poner cada ladrillo, acarreando los materiales, haciendo la mezcla, etc... ; en definitiva, todo lo que se nos pedía, era ejecutado con la mayor diligencia e ilusión; hasta el punto de que los maestros albañiles tenían que atemperar la fogosidad de los jóvenes ayudantes enseñándonos el ritmo adecuado de las tareas. Aplicábamos una ilusión altruista propia de una nobleza ilimitada. Aún recuerdo cada momento de los que tuve el privilegio de participar en una tarea común que nos unía, aún más, en el deseo compartido de mejorar nuestro Pueblo.

Tras la enorme recompensa de ver nuestro trabajo hecho realidad vino el disfrute de nuestra obra y de nuestra organización. Magníficos momentos que siempre tendré presentes porque son vivencias únicas. La primera vez que nuestro cuerpo y nuestros sentimientos experimentan sensaciones desconocidas hacen inolvidables, tanto el momento, como el lugar y las personas con las que las compartes. Nuestra personalidad empezaba a formarse y gran parte de nuestros momentos de ocio giraron en torno a las actividades desarrolladas en nuestra obra del CLUB TELE-CLUB, así como en otros muchos otros lugares de nuestro querido Pueblo.

Hoy constato una vez más que, el tiempo, no ha hecho mella, ni la hará, en la frescura de aquellas vivencias. Desde mi aparente y obligada lejanía proclamo mi identificación con mi tierra, por las mismas razones de familiaridad y origen que todos nuestros paisanos.

Muchísimas gracias por comunicarme la convocatoria, deseo que sea un éxito total de asistencia y me comprometo a sumarme, físicamente, (salvo imponderables) en cualquier otra iniciativa futura que se organice.

¡¡¡ FELICIDADES !!!!

Juan José Martín Álvarez. " Tomás "

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CLUB JUVENIL

La inauguración del Club constituyó un hecho importante para la juventud de aquella época. Además de proporcionar un lugar de encuentro donde reunirnos, también contribuyó en gran medida, que experimentáramos a organizarnos nosotros mismos. Donde asumimos cierto compromiso social, sin necesidad de consignas ni banderías, y lo hicimos todo desde nuestra independencia.

Cuando hoy prima tanta subvención o promoción desde el poder, y cuando no dirigismo, nosotros fuimos, en los años 60 y 70, artífices y protagonistas de nuestras actividades.

Desde el grupo de teatro, por el que pasamos muchos y que tantas vivencias nos proporcionó. O la revista THARSIS, donde exponíamos nuestra realidad y la del pueblo. Toda esta labor, altruista, solidaria, no sólo nos ayudó a madurar en camaradería, también a dotarnos de cierta autoestima para enfrentarnos al porvenir.

Recordando algunas anécdotas de aquella época, en las que hacíamos entrevista para la revista, la primera, por cierto, a D. Feliciano. Acudimos a la casona, junto a la Escuela Grande, donde compartía vecindad con Cayetano Salamanca, de quien hemos sabido después, que mantuvo correspondencia con nuestro paisano en la Argentina, José Alfonso. D. Feliciano, campechano como siempre, nos hizo agradable el rato que estuvimos en su casa, relatándonos experiencias de su vida profesional, y apoyando nuestras iniciativas.

En otra ocasión decidimos entrevistar a la Asistente Social que tenia la Compañía, Srta. Charo. La entrevista no recuerdo si se llevó a cabo en nuestro Club o en la oficina que tenia frente a la panadería. Le fuimos haciendo preguntas y anotando sus respuestas. Después, cuando la escribimos en limpio, me tocó ir a que la supervisara antes que la pasáramos al cliché de la multicopista, tarea esta que compartíamos con el secretario, Juan Márquez. Acudí a la oficina de la Srta. Charo con los dos folios mecanografiados. Cuando los leyó se le mudó el semblante. Me dijo que eso no se podía publicar, que no reflejaba sus opiniones. De modo que en una situación bastante tensa y sin cruzar palabra, me senté a esperar que corrigiera lo que habíamos escrito. Esto me pasa por ser el Director, me dije.

Pero donde más anécdotas vivimos fue en los teatros. Durante los ensayos ya surgían las primeras chanzas hasta que acabábamos de tomarnos la cosa en serio. El Salón Parroquial fue igualmente una sede muy unida a la vida del Club Juvenil. Recuerdo que en el ensayo general que hicimos en el cine para representar una obra, D. Olegario, que estaba presente, se lamentaba que el mismo día de la representación cometiéramos fallos, pero después, cuando vio la obra representada, nos felicitaba porque le habíamos parecido profesionales. Aunque en honor a la verdad había que agradecerle mucho a apuntadores como Campoy o Carmelo Palma.

Otra vez fuimos a representar una obra a Villanueva de las Cruces, que al igual que hicimos en otros pueblos, una avanzadilla íbamos por delante para solicitar el local, acondicionarlo, montar el decorado, hacer la propaganda, y las cuatro cosas que había que solucionar hasta que llegara el “elenco de actores” del Club Juvenil de Tharsis. Esta grata experiencia la recuerdo igualmente en La Zarza, y en Mina Concepción; pero en las Cruces, en el momento que actuaban no se si en un sainete o en la obra en sí, Paco Gallardo y Pepe Ferrera, que tenían que interpretar cierta disputa, acabaron saliéndose del guión y diciéndose cosas que nos hicieron contener la risa a los demás o tirar los papeles al apuntador. Uno al otro le vino a decir con cierto enojo: “tu eres un niño chico” y el otro le respondió no se qué, “siempre tienes el mismo bute”. El público por supuesto no descubría nada, al contrario, entendía que aquellos jóvenes de Tharsis ponían mucho apasionamiento en su interpretación.

La actividad del teatro nos sirvió igualmente para fomentar la lectura. En nuestra búsqueda de obras a representar se adquirieron muchos ejemplares de la Colección Teatro, editados por Alfil. Nos leímos obras de Arniches, Casona, Mihura, Pirandello, y otros. El que más nos gustaba fue D. Pedro Muñoz Seca, de quien adquirimos sus obras completas, que leíamos con gran regocijo; aunque su muerte violenta, a los 57 años, le impidió seguir escribiendo para cosechar éxitos.

También comprendimos que permanecer en el pueblo significaba carecer de futuro. No había más remedio que salir, como ya veíamos que lo estaban haciendo otros. Alemania se convirtió en el destino de algunos, otros marcharon a Madrid o Barcelona, y aunque siguen en la emigración y profundas raíces les atan, compartimos cariñosos recuerdos de nuestra juventud.

José Gómez.


 






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